Summary: | El hombre y Dios guarda una profunda relación de homogenidad con los otros libros publicados por el autor: Sobre la esencia, inteligencia sentiente, Inteligencia y logos e Inteligencia y razón. Del mismo modo que en éstos Zubiri intentó superar el conceptismo y el idealismo seculares de la Metafísica [Sobre la esencia] y la Teoría del conocimiento [Inteligencia sentiente], em el libro que ahora se ve la luz Zubiri se propone llevar a cabo una tarea similar en la investigación filosófica del tema de Dios. Esto le obliga a efectuar una revisión profunda de la historia de la Teodicea. La Teología natural se ha aproximado a Dios por una vía conceptiva haciendo de él lo que Zubiri llama una "realidad-objeto" y cifrando todo su empeño en el logro de vías de "demostración" de su existencia. Zubiri piensa, por el contrario, que Dios, de ser algo, no es una realidad-objeto, sino lo que él llama "realidad-fundamento". Un fundamento al que, de existir estaremos "religados". Frente a vías demostrativas, puramente idealistas, Zubiri propone la vía de la religión, para él la única verdaderamente real. De hecho estamos religados a la realidad, dice Zubiri, ya que ésta se nos impone como última, posibilitante e impelente. La experiencia de esta imposición, de este poder de lo real, que es un hecho, es, dice Zubiri, la experiencia del fundamento de la realidad, la experiencia fundamenta que posee todo hombre, sea teísta, agnóstico o ateo. Las divergencias comenzarán a la hora de discernir intelectualmente y optar volitivamente ante ese fundamento. Para el teísta, la experiencia del fundamento es experiencia de Dios, un Dios que no es trascendente "a" las cosas, sino trascendente "en" ellas. Para llegar a Dios no hay que salir del mundo, sino entrar más en él, llegando hasta su fondo. Dios está en el fondo de las cosas como fundamento suyo, y en la experiencia de las cosas el hombre tiene la experiencia fundamental de Dios. La vida del hombre se teje en la experiencia con y de las cosas, y como esta experiencia es en sí experiencia de Dios, resulta que la vida de todo hombre es de algún modo una continua experiencia de Dios. esto quiere decir que es Dios real de cada persona no es un concepto o el término de un razonamiento, sino la propia vida del hombre. Haciendo su vida, configurando su vida, el hombre configura [o desfigura] a Dios en él. Porque la vida del hombre, concluye Zubiri es siempre y formalmente "experiencia de Dios
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