| Résumé: | Este artículo se centra en las pruebas que han surgido recientemente acerca de la utilidad de los opioides para el dolor no oncológico persistente. Los indicios confirman que los opioides son fármacos con un riesgo definido de efectos adversos. Por tanto, antes de prescribirlos hay que estar seguros de que el beneficio pretendido de un opioide en concreto merece su uso, a pesar de sus efectos adversos potenciales, y se debe tener en cuenta si la prescripción conjunta de otros fármacos podría reducir el riesgo de efectos adversos. Los opioides fuertes deberían reservarse para los pacientes que no responden a otras opciones de riesgo menor, y sólo después de haber considerado a fondo las consecuencias a largo plazo de su administración. Los problemas asociados con los opioides imponen la necesidad de encontrar fármacos más eficaces y seguros.au
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