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|a En el siglo xx del profundo movimiento político y social que trajo la república del 31. Es un mismo impulso, comenzado por la generación del 98 y sus grandes figuras, Unamuno y Antonio Machado, y proseguido por la generación siguiente, la de Ortega y Gasset y su Revista de Occidente. La inquietud de España, la búsqueda de España, la voluntad de una España nueva al mismo tiempo que fiel a su realidad profunda y esencial se manifiesta por doquier, en los debates del Ateneo, ese club que es un foco de acción intelectual y de acción política, en la Universidad que, por sus reformadores de la primera hora y sus estirpes de filólogos, de historiadores, de biólogos, llegó a ser uno de los centros científicos más fecundos de Europa. Todo escritor, todo poeta, todo profesor, todo filósofo es a la vez un político: así ocurre con Unamuno, con Azaña. Pero aun en los casos en que no hacen obra expresa y directamente política, su producción es significativa de renovación política. Participa de un conjunto de pensamiento y de acción, de un impulso orgánico de vida. Por ello la caída de esos hombres, su dispersión por el destierro o la muerte han marcado la desaparición de una civilización. Es toda una civilización lo que Franco destrozó, como es toda una civilización la que, en los países sometidos a su conquista, destrozó Hitler, el instigador y aliado de Franco.
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