Summary: | El nombre de Manuela Sáenz fue escondido, vilipendiado, olvidado por décadas y décadas. Las cartas íntimas, diarios y documentos fueron ocultados por más de 130 años. Para muchos, no cabía ensalzar la figura de quien les parecía más concubina y adúltera que la expresión más pura de la revolución, el coraje, la independencia y el amor. La historia del Ecuador, contada desde el poder, ignoró a Manuela, como ignoró a tantas mujeres que consagraron su talento a construir un país distinto. Conspiradoras, como Manuela Cañizares, Manuela Espejo y Rosita Campuzano; combatientes disfrazadas de soldados, como Nicolasa Jurado, Inés Jiménez y Gertrudis Esparza, luchadoras en Pichincha y Ayacucho; fraguadoras de la rebelión indígena en los páramos, como Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña, fueron todas, en su momento, vilipendiadas por poseer tres características: ser independentistas, ser soberanas y ser mujeres.
|