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|a Desde la aparición de los primeros reportes de problemas derivados de la atención medica se inició un movimiento en dos sentidos, el primero con el incremento de las demandas y la creación de sistemas de vigilancia y arbitraje ante los errores médicos, y un segundo en el sentido de identificar las causas raíz y atenderlas ahí, desde su génesis, para evitar que se vuelvan a presentar. Por fortuna para todos, esta segunda dirección ha ido ganando espacios y forma, llegando a constituir una política de salud pública, pero aún más, se ha ubicado como una forma de ser, una cultura, donde todos los involucrados en la atención médica están convencidos y atentos en la vigilancia de que toda intervención, ya sea en un hospital como en la consulta externa, sea a través de métodos y sistemas seguros. México no es la excepción; desde el año 2002, fecha en que firmó un compromiso como miembro de la OMCE para el establecimiento de un programa de seguridad del paciente, la Secretaria de Salud trabaja en una ardua y permanente tarea orientada a la generación de esa cultura de seguridad, a través de líneas de acción que emergen del resultado de todos los eventos adversos reportados dentro de un sistema de documentación y el análisis de las causas raíz encontradas, lo que permite, por cierto en la mayoría de los casos, conseguir con pasos simples prevenir la presentación de acontecimientos adversos. Esta vocación por la seguridad del paciente la comparten múltiples instituciones de salud, públicas y privadas, grupos de profesionistas médicos y paramédicos, instituciones educativas de enseñanza técnica, profesionales en el ámbito básico y de posgrado, así como las industrias farmacéutica y aquella que produce equipos médicos, por destacar algunos de los participantes. Un aspecto importante de esta búsqueda es que se conjugan grupos multidisciplinarios, como médicos, enfermeras, paramédicos en general, administradores de servicios de salud, ingenieros, arquitectos, trabajadores sociales, psicólogos, técnicos en rehabilitación, en terapia respiratoria, en centrales de equipos y esterilización, por señalar algunos de los que se han identificado con este tipo de programas. En ese mismo orden de ideas, la Academia Mexicana de Cirugía y la Fundación Academia Aesculap se dieron a la tarea de realizar un seminario de trabajo con un grupo de personalidades enteradas e interesadas en el tema de la seguridad del paciente, quienes definieron, después de revisar la problemática internacional y nacional, que la mejor manera de llegar a la meta era sumarse al trabajo avanzado ya por la Secretaria de Salud, apoyando las diez líneas de acción que se están trabajando desde el año 2004, buscando fortalecerlas y promoverlas para una mayor penetración. Para ello se elaboraron doce documentos de temas específicos que se llevaron a un foro de discusión integrado por más de 150 personas, quienes en diferentes mesas y de acuerdo con sus conocimientos y habilidades generaron los documentos que ahora integran el índice de este libro, todos ellos convencidos y con el afán, repito, de fortalecer y enriquecernos con sus experiencias en la tarea que tenemos como nación de proporcionar una atención médica segura, en el más amplio sentido de la palabra. Sirva este libro como un escalón más en el camino de la cultura de la seguridad para el paciente
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