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|a Con motivo de la entrega de esta publicación en su primera edición (mayo de 1989), señalábamos ya la dramática situación de los bosques naturales frente a su constante y aparentemente incontenible degradación y destrucción. Si bien parece haber aumentado a nivel mundial la preocupación por la suene de los bosques tropicales húmedos especialmente, no es menos cieno que más puede el afán de lucro del hombre actual, que lo que debería ser, una sana y razonable previsión en favor de las generaciones futuras. Lamentablemente los bosques de altura han tenido mucho menos atención. En nuestro medio, pese a aislados esfuerzos general- mente privados -caso de CESA y otras ONG's, así como algunas personas naturales-, se siguen perdiendo los pocos relictos de bosque natural y en "beneficio" del ascenso de la frontera agrícola, más allá de lo técnicamente aconsejado, disminuyendo en la misma proporción las escasas reservas de vegetación natural (bosque, chaparro y pajonal). Frente a ello, son mínimos los esfuerzos que se hacen para un adecuado y oportuno repoblamiento forestal. Y aún en los casos que ocurre, se sigue privilegiando el uso de especies exóticas que si bien presentan determinadas ventajas en especial en cuanto a rapidez de crecimiento, conllevan a la par problemas principalmente relacionados con la degradación de los suelos. Consecuente con 10 anterior, la investigación y producción se ha centrado en especies forestales exóticas, sólo esfuerzos muy aislados como el que CESA viene realizando, han logrado generar algunos conocimientos en relación con especies nativas. En esta ardua tarea hemos persistido, a pesar de no encontrar el eco necesario, especialmente en el sector público. Más allá de los resultados preliminares presentados en la primera edición, hoy ponemos a consideración de los especialistas y de quienes se interesen en el tema, esta Segunda Edición que recoge algunos avances del programa, como fruto del esfuerzo de un valioso grupo de profesionales ecuatorianos que con el asesoramiento y apoyo del Cooperante Suizo Ing. Urs Rohner, nos han permitido continuar la dura tarea iniciada por el Ing. Forestal Karl Schuler y otros profesionales ecuatorianos (algunos de los cuales ya no están entre nosotros), contando siempre con el generoso y desinteresado aporte de Intercooperation (I.C) Suiza y la colaboración permanente de los campesinos andinos con los cuales trabajamos. De todos ellos es el mérito de esta publicación que ponemos a vuestro alcance. CESA Noviembre, 1991
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