Summary: | ¿Puede formularse un discurso crítico sólido que, a partir de la interpretación de la obra de los autores suicidas, pueda construirse como una visión teórica acerca de la relación entre la vida, el suicidio y la escritura? En este ensayo se trata de demostrar que la muerte del poeta por sus propios medios no es un hecho casual ni externo a la obra poética; es, en términos de Paul Ricoeur, una referencia metafórica, es decir, la representación de un suceso real que tiene una significación poética. El suicidio es, por fuerza, el último acto del escribir, y, en tal virtud, es imposible desligarlo de la escritura. Escribir equivale a tomar un nuevo partido, a inventar nuevas formas de ver el mundo, de concebir la realidad. Cada obra, en un sentido artístico, es nueva, genésica, primigenia, porque surge de una mentalidad única e irrepetible. En ese sentido, cada obra «cambia» lo que las otras han afirmado. Este cambio es político, exige la reconfiguración de lo estético. Por eso, el poeta escribe contra la sociedad, escribe contra el lenguaje, contra la poesía, contra sí mismo en tanto creador.
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