Summary: | El defensor del pueblo no irrumpe en el panorama constitucional, ni en la organización del Estado como un instrumento más para la defensa de los derechos humanos, pero tampoco aparece como una instancia que va a sustituir o a desplazar de los administrados. El defensor del pueblo es una instancia especializada que recurre a mecanismos más ágiles mediante procedimientos flexibles, oportunos y gratuiros para la resolución de los conflictos propios que emergen de la relación de los ciudadanos y el Estado, de la cotidianidad, del decurso diario de quien enfrenta algo aparentemente insignificante como la arrogancia de un funcionario tras una ventanilla, pero que constituye un símbolo férreo de la maquinaria de la administración que amenaza con aplastar al ciudadano común. Por eso también el Defensor del Pueblo surge a favor de los derechos de los más débiles, de los sectores más vulnerables de la sociedad de los agobiados y derrotados anticipadamente por marginalidad
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