| Summary: | Desde niños la atracción de ver un nacimiento es algo que embeleza al hombre, recuerdo cuando en la escuela nos enseñaron a hacer un germinador; introducíamos una semilla y le veíamos nacer sus primeras raíces, luego sus primeras páginas: hasta que comenzaba a crecer, lo trasplantábamos y luego lo veíamos crecer florear y dar su fruto. Ver nacer un libro de texto es algo casi tan bello como el nacimiento de una planta o de un niño; primero alguien siembra la idea en el autor, luego, con suerte la ve germinar, ir tomando forma capítulo a capítulo, con sus referencias, sus imágenes, cuadros y, al igual que en los seres vivos hay que moldearlo, orientarlo hacia el lector que deseamos ofrecerlo para finalmente, tras haberlo revisado innumerables veces con especialistas en los temas contenidos, mostrarlo orgulloso al editor, quien a su vez lo hará revisar y corregir hasta obtener lo que llegará a las manos del lector
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