| Summary: | Para figurar en el panteón de los grandes arquitectos modernos se precisa crear formas memorables. Ciertamente, Neutra reinventó tanto lo humano en los espacios memorables como las tecnologías que se emplean para crear dichos espacios. Lo que convertía a Neutra en un arquitecto único no era la búsqueda interminable de la forma, sino la interminable búsqueda de la esencia humana. La fuente de esa indagación era su convencimiento, bien sencillo, de que la buena arquitectura -la que reconcilia la humanidad con la naturaleza en una «danza exultante de interconexiones- sana, mientras que la mala arquitectura -que aliena lo humano de la naturaleza y de su naturalidad esencial- daña. Aunque su arquitectura, con frecuencia, está construida como si fuera una «máquina en el jardín», para Neutra, la máquina real del jardín es el ser humano, cuya experiencia diaria puede calibrarse por su relación con el entorno. Esta era la tarea del arquitecto en cualquier marco. En la sala de un tribunal, la justicia está condicionada por los cambios de calidad del aire, por el soporífero ácido butínico y por los olores corporales, escribió el arquitecto.
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