Summary: | En la grandilocuencia de los discursos de ocasión, en las leyes, en los programas, en los informes sociales y políticos, los niños constituyen lo primero de lo primero, todo lo demás ocupará siempre un segundo lugar. Desde las leyes, todo se halla diseñado para asegurar su bienestar total. Pero en cada ciudad hay un grupo importante de niños que sobreviven para ganarse su vida, día a día, que habitan la calle convertida en hogar, en lugar de referencia, en espacio de diversión. La calle como espacio abierto, sin límite, en el que la violencia de todo orden tiene nombres infinitos de crueldad: golpes, heridas, abuso sexual, sexualidad vendida o alquilada, uso de alcohol hasta la embriaguez, uso de drogas que hacen aún más cruel e imposible el camino hacia el futuro. Simplemente, allí no hay futuro. La sociedad se ha acostumbrado a mirarlos. Ha aceptado la ignominia de su presencia que ya no moviliza la conciencia ciudadana. Más aún, se ha acostumbrado a abusar de estas niñas y niños que desdicen de nuestro país, de cualquier país del mundo. Este libro es la voz de estos niños que se han decidido a denunciar la infinita precariedad de su vida. Ellos exigen ser escuchados con suficiente honradez.
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