520 |
3 |
|
|a Una cosa que me llama la atención: ¿cómo le funcionaba el ojo al Millán? El ojo de veedor ¿cómo le funcionaba? La oreja ¿cómo le funcionaba? El olfato, el tacto, el sabor, con todos los alcoholes de las estrellas, ¿cómo le funcionaban? Es que en él ardían todos los sentidos, los 25 mil sentidos, hasta la multiplicidad insaciable. GONZALO ROJAS. La poesía de Gonzalo Millán, una de las más consistentes y lúcidas ya no solo en el panorama chileno sino latinoamericano, se erige durante algunos años como la única poesía civil frente al alud de poesía sacerdotal. Es un alivio leer a Millán, que no se propone a sí mismo como el poeta nacional ni como la voz de los oprimidos. ROBERTO BOLAÑO. La calidad de su trabajo literario es ocurrente y lleno de sabiduría artesanal. ENRIQUE LIHN Un impersonal observador ultima todo esbozo de expresión enfática. Lo que por obra del talento excepcional de Gonzalo Millán enriquece la emotividad del poema. ANTONIO SKÁRMETA. Millán busca un yo colectivo, vaciado de individualidad, pero en lugar de recurrir a mistificaciones lo conjura en la destrucción de la propia mirada. El desdoblamiento es producto de una voluntad de diálogo, de la necesidad de circular por las ruinas, sin impostar los mecanismos de fuga. ALEJANDRO ZAMBRA La mirada de Millán es inquietante: es el ojo que descubre en el mundo y en el sujeto los espacios y los momentos oscuros, los puntos de quiebre en que la falsa seguridad del cotidiano se desmorona y deja en descubierto su terrible espesor. GRINOR ROJO Millán ha creado una tensión narrativa y una contención lingüística envidiables, mediante una (aparentemente) sencilla acumulación de imágenes y la cuidada sutileza de su lenguaje. Sin retórica, sin excesos, y sin la necesidad de las formas métricas tradicionales, enfrenta uno de los tantos retos de la poesía contemporánea -la disolución del yo romántico, todavía vivo, sorprendentemente vivo, después de tantos movimientos.
|