Summary: | La granada y La batalla son las dos piezas teatrales que Rodolfo Walsh escribió en 1965. En las dos puede verse lo que liga estas obras con los años sesenta: la experimentación a que son sometidas las convenciones teatrales (concepción del espacio escénico, tensión dramática, personajes) sorprende en un autor identificado más como narrador que como dramaturgo, y sorprende especialmente cuando se comprueba la eficacia con la que esa experimentación aparece resuelta. A la vez, estas dos obras hablan de lo que las liga con su futuro. 'La granada' es una farsa sobre la estupidez y la crueldad militar y 'La batalla' plantea de manera trágica las relaciones de poder en un país latinoamericano cualquiera, a partir del delirio megalómano de un dictador obsesionado con la guerra y con la construcción de un enemigo. Cosas que, no hace falta decirlo, la realidad de los años setenta vino a poner dramáticamente en escena (no teatral). Las dos piezas responden al impulso (también verificable en la narrativa de Walsh) de relacionar problemas estéticos y tensiones políticas, cuestiones que tal vez ningún otro intelectual haya planteado de manera tan radical como él. Estas piezas de teatro resultan inquietantes por eso: no son 'realistas', tampoco son alegóricas, y sin embargo hablan de lo real de manera indudable. La literatura de Walsh es ese enano que, en La batalla, va y viene trayendo las voces de los otros. Como él, está condenada a 'no poder olvidar, a ser la memoria de todos.
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