Resumo: | En un proceso de gran desafío de la construcción de una sociedad intercultural, como una alternativa de unidad de los pueblos en el presente milenio, se ha decidido afrontar la realidad actual gracias al aporte de la corriente del pensamiento filosófico orientado por la categoría mental de los kichwas y cañaris, donde la diversidad existe y existirá integrando una totalidad hacia donde debemos encaminar todas las culturas. Una sociedad intercultural, no sólo que es necesario, sino que es imprescindible en nuestro país y en todos los pueblos de América Latina. Esta forma de integración no debe confundirse con la homogeneización o globalización de los pueblos o culturas; debe ser entendida como un conjunto de diversidades con una máxima consideración e integrar a la sociedad con un sistema de organización que tenga como eje transversal el conocimiento y respeto a lo particular y diverso. En este panorama situacional donde los pueblos se encuentran en una gran encrucijada, aparece como una luz resplandeciente traspasando pronunciamientos teóricos, un ejemplo de trabajo mancomunado, lo que los pueblos indígenas llaman sabiamente MINKA, en esta ocasión para demostrar a la sociedad nacional e internacional la riqueza filosófica, antropológica, arqueológica, etnográfica, y ecológica del Pueblo Cañari, el mismo que por historia y derecho ha sido merecedor de la declaración que ha hecho el Gobierno Nacional como Cañar Capital Arqueológica y Cultural del Ecuador.
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