| Summary: | El ejercicio del periodismo abarca una serie de situaciones irregulares que, por desconocimiento, han provocado frecuentes errores que terminan atentando contra la honra de personas e instituciones, en unos casos, y desinformando, en otros. La inobservancia de los códigos establecidos de ética periodística son los causantes de estos errores. La ausencia de los principios éticos en los trabajadores de los medios de comunicación, a la hora ejecutar el trabajo diario, es la causa principal atentado a la honra de personas e instituciones. El seis de abril de 2003, John Fajardo intentaba llegar hasta su domicilio ubicado en la ciudadela Calderón, para lo cual y por seguridad corrió desde la estación de servicio del Sindicato de Choferes hacia el otro extremo de la Avenida de las Américas; en ese instante una adolescente creyó ver en él a la persona que tres meses antes la había violado y por cuyo acto había puesto una denuncia en la Fiscalía de la ciudad. Minutos después de este encuentro, la afectada acudió donde un policía y le contó lo que había experimentado. Juntos acudieron a la vivienda de Fajardo y sin una orden de detención constitucional es trasladado a la cárcel de varones. Al día siguiente en la Policía Judicial se filtra la detención hacia la prensa al sospechoso de violación, lo expone ante las cámaras de fotos y de la televisión cuyos periodistas difundieron las imágenes. Tres meses y medio después de permanecer detenido, donde se demostró con un examen de ADN que Fajardo no era el responsable, salió libre. El daño irreparable por la difusión de la noticia, y por las vejaciones y traumas psicológicos que sufrió, provocó en Fajardo un estado de enajenación mental
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