| Summary: | El vertiginoso desarrollo de la tecnología ha hecho posible que el hombre, en su anhelo por encontrarle mayor utilidad y aprovechar sus múltiples y potenciales aplicaciones, cada día invente y desarrolle nuevas herramientas de carácter utilitario. Cuando hablamos sobre el uso de Internet, aparecen las aplicaciones que tienen como objetivo la difusión de la cultura, el gobierno, el entretenimiento, la diversión y las relaciones interpersonales: sitios destinados a establecer relaciones dentro de un parámetro de la amistad e intercambio de ideas en todos los campos. Asimismo, podemos ver el impacto que han tenido la creación de grupos de discusión sobre temas concretos y específicos a lo que se suman los denominados ?blogs?. Sin embargo, la red se encuentra subutilizada en razón de que gente sin el menor escrúpulo la han convertido en un medio de comercio electrónico de seres humanos, especialmente con fines de pornografía, uno de los males del actual siglo XXI, llegando a convertir a millones de niños en mercancía. Es interesante conocer que precisamente los sitios destinados a la pornografía son los que más recursos tecnológicos utilizan, aprovechando al máximo la enorme cantidad de posibilidades que ofrece la red Tal vez una breve exploración a nuestro ordenamiento legal nos dé una respuesta y posibilite tratar esta problemática desde una óptica que permita buscar soluciones que concuerden con la realidad actual y que, sobre todo, nos permitan reflexionar en que es el momento de actualizar las normas a los tiempos en que existe un mundo paralelo en el cual la norma jurídica debe ser tratada con detenimiento, en razón de que el mundo virtual, aparentemente inofensivo, para nuestros hijos y nietos un día será mucho más transitable que para nosotros y por ende mucho más lleno de peligros.
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