Summary: | En el Renacimiento el oficio del artesano se independizó de la arquitectura, y convirtió su arte utilitaria en bellas artes, ellos se volvieron semi-dioses. La civilización apreció en la imprenta un menor esfuerzo humano para dejar un legado, su forma era más simple lógicamente el hombre recurrió a las letras para expresar sus ideas. Todo el brillo del espíritu se dirigió a los libros de papel, un medio que influía a las masas en los rincones del mundo. En 1887, Frank Lloyd Wright viaja a Chicago para cumplir su meta de ser Arquitecto. Pide un puesto como dibujante en el estudio de Adler y Sullivan, deseaba trabajar con ellos para aprender su forma revolucionaria de proyectar. Louis Sullivan, el pionero entre sus contemporáneos, fue un radical en contra del tradicionalismo de las Beaux Arts (Escuela de bellas artes), y empezó a descubrir la arquitectura desde adentro; En la arquitectura japonesa observó la interrelación del jardín y los pabellones de los palacios imperiales, en las obras estaba plasmado el pensamiento de Lao Tse de que la dimensión de la vivienda no está en su aspecto físico sino en el espacio que delimita. El escritor francés presentó a Wright la realidad que vivía la arquitectura, el poeta americano le inspiro nuevos ideales sobre lo que puede ser Usonia. La retrospectiva en la historia sirvió a Wright para confirmar al espíritu como actor en la creación de la obra arquitectónica. Louis Sullivan fue su maestro que le enseñó como hacer sus ideas realidad.
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