Summary: | El siglo XXI trae consigo distintos cambios sociales, el aumento de la interdependencia global, del número de sistemas democráticos, la necesidad de empresarios creativos o la importancia de las relaciones interpersonales. Los centros educativos están encargados de formar a los jóvenes según las necesidades actuales de la sociedad. No obstante, a pesar de los cambios sociales producidos en los últimos años, las metodologías educativas evolucionan a un ritmo más lento; teniendo el profesor todavía demasiado protagonismo en el aula, centrando el aprendizaje fuera del alumno y convirtiendo las sesiones escolares en lecciones magistrales donde los alumnos actúan como meros oyentes. Ante esta necesidad de adaptar las técnicas de enseñanza a las características sociales actuales surgen diferentes innovaciones educativas, como el aprendizaje cooperativo, la co-docencia o las actividades dentro del marco de la Enseñanza para la Comprensión. No obstante, el surgimiento de estas innovaciones trae consigo interesantes preguntas como ¿Toda innovación educativa es eficaz independientemente de la asignatura, curso o grupo de alumnos? o como ¿Qué beneficios conlleva el uso de cada una de las distintas metodologías educativas?
Se sabe que todas las técnicas de enseñanza tienen tanto sus ventajas como inconvenientes, además existen una gran cantidad de estudios previos acerca del uso de todas estas en diversas asignaturas y cursos de índole completamente distinta, cultural y académica. Para intentar confirmar la utilidad de estas metodologías educativas, el objetivo principal de este Trabajo Fin de Máster fue la comprobación empírica de cada una de estas técnicas de enseñanza. Para ello, se estudiaron distintos patrones, como el tiempo activo del profesorado y del alumnado o el número de participaciones de estos, en distintos cursos escolares en las que estuvieran presentes todos los tipos de metodologías educativas.
Inicialmente, los resultados mostraron que las nuevas técnicas de enseñanza, el aprendizaje cooperativo y la co-docencia, aumentaban el tiempo de trabajo activo de los alumnos y reducían el tiempo de espera en las cuestiones realizadas al profesor. Resultó interesante observar como las metodologías activas forzaban a una mayor participación por parte del alumnado y que además traían consigo un alto grado de satisfacción, que permitía así mejorar las calificaciones de los alumnos, principalmente de aquellos que tenían notas bajas. No obstante, los resultados mostraron como en función del contenido de la sesión se puede utilizar una u otra metodología educativa.
VIII
Todo ello nos permite concluir que las metodologías educativas no son excluyentes entre sí y no se limitan a un curso o asignatura. Además, todo indica a que el trabajo cooperativo permite una participación mayor del alumnado y obliga a que estos estén un mayor tiempo activos, por otro lado, la co-docencia permite una atención más personal y de mayor rapidez. Las innovaciones educativas deberían ser tenidas en cuenta seriamente como respuesta a las necesidades de la sociedad actual.
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