Summary: | En este proyecto se pretende ahondar sobre la cuestión de cuáles son realmente los efectos de la frustración en el ser humano, que factores tienen relevancia en el proceso que se desencadena cuando un organismo está frustrado y contrastar con dos medidas psicofisiológicas, temograma y respuesta eléctrica de la piel, que ocurre en el organismo de un ser humano cuando experimenta frustración. Se entiendo por frustración, la respuesta emocional y fisiológica que se desencadena tras la devaluación, demora o desaparición inesperada de un beneficio o recompensa que se esperaba; (Berkowitz, 1989; Amsel, 1992).
Con la presente Tesis Doctoral, se ha aportado una evaluación de la frustración a nivel subjetivo, conductual y psicofisiológico donde se ha podido observar que la frustración está caracterizada, de forma predominante, por generar un estado negativo o aversivo y provocar un aumento de la activación a nivel autopercibido. Dependiendo de la situación y contexto frustrante, la frustración puede repercutir en la atribución de control que se experimente. Con las tareas utilizadas en nuestros estudios se ha observado que la sensación de control tendía a disminuir y provocar que los sujetos se sintiesen con menos poder de dominar la situación en la que se encontraban. También se han aportado datos de la relación que parece existir entre la frustración y la agresividad y enfado. Además, se evidencia un vínculo entre frustración y el factor de personalidad de neuroticismo, o su contraparte, estabilidad emocional, así como con los rasgos de responsabilidad y amabilidad. Los resultados a nivel conductual no han contribuido tanto como se esperaba, argumentándose las posibles limitaciones de las medidas realizadas así como el posible efecto de las variables de tiempo de reacción y número de pulsaciones que se seleccionaron. A nivel psicofisiológico, se ha empleado el registro de la actividad electrodérmica durante una tarea con la que se trató de causar frustración en los sujetos. Los datos obtenidos apoyan el incremento general de este parámetro que se ha evidenciado en la literatura cuando se experimenta esta emoción. El otro registro empleado ha sido la termografía por infrarrojos, técnica de registro de la temperatura facial con buenas características para su empleo en los estudios sobre emociones y arousal. Actualmente no se cuente con muchas investigaciones que hayan empleado este procedimiento psicofisiológico para evaluar la frustración. Los datos hallados se sitúan en la línea de lo hipotetizado, con un aumento casi general de las regiones de interés marcadas en la cara. En el caso de la nariz y los agujeros de la nariz, el efecto encontrado es un descenso de la temperatura tras la experiencia emocional de frustración. Como sucede con los datos de AED, la termografía también apunta a un aumento de la actividad del Sistema Nervioso Simpático cuando se experimenta frustración.
Si bien los datos psicofisiológicos que se aportan pueden ser considerados como una evidencia que apoye la hipótesis de la capacidad vigorizante y activante de la frustración, es amplia la variedad de respuestas, efectos y factores que se han asociado a este estado emocional. A la vista de estos resultados, se plantea un paso más en el amplio estudio de esta emoción y marca unas pautas con las que poder continuar con una mejor investigación de este constructo y realizar con una mayor profundidad procedimientos y evaluaciones de todo lo que la define y caracteriza.
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