Summary: | El impacto ambiental de las actividades ganaderas ha alcanzado niveles críticos, siendo responsables de generar un gran porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero, al contaminar los recursos hídricos, propiciar la deforestación para pastos, la polución causada por los desechos animales, los antibióticos y las hormonas utilizadas como promotores del crecimiento, los fertilizantes y los pesticidas para fumigar los cultivos para establecer las pasturas, entre otros factores. El informe de la FAO explica que la ganadería utiliza el 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta en su mayor parte pastizales y ocupa un 33 por ciento de la superficie cultivable, destinada a producir forraje. Los animales para la producción de carne y leche suponen ya el 20 por ciento de toda la biomasa animal terrestre. Para buscar soluciones reales, es necesario considerar, en primer término, la diversidad de regiones y de sistemas de producción con sus características tecnológicas y sus entornos socio-económicos y culturales, en los cuales se desarrolla la actividad ganadera. Igualmente, es muy útil distinguir los actores y los niveles de gestión de cada uno de ellos para un abordaje integral en la búsqueda de soluciones que permita evitar, reducir o mitigar el posible impacto negativo de los sistemas ganaderos sobre el medio ambiente.
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