Summary: | Hace más de 500 años Da Vinci manifestaba que “Nada fortalece tanto la autoridad como el
silencio” y con el pasar del tiempo esto no ha hecho más que legitimarse. Nuestra historia,
nuestro ser, incluso nuestro carácter ha tomado forma en su compañía, solo a su lado puede
entenderse puesto que el silencio al mismo tiempo reina y rebela.
Comunicacionalmente puede ser entendido desde el concepto de complemento y/o estrategia
debido a que la definición de palabra y silencio no se entienden como una confrontación sino son
necesarios recíprocamente es decir dependen el uno del otro para cumplir con una de sus metas:
el comunicar.
El objetivo de esta investigación recae en entender que es lo que sucede detrás del silencio
originado por un conflicto de poderes, precisamente estamos frente a una de las pocas
alternativas de respuesta en un entorno en el cual las personas se encuentran claramente en
desventaja.
A través de una triangulación como método de investigación cualitativa, se realizó un análisis de
tres experiencias relacionadas a entornos políticos, de salud o religiosos; esto en virtud de saber
qué es lo que pasa cuando invocamos al silencio como estrategia comunicacional con el fin de
limitar o enfrentar los posibles daños. Una vez obtenidos los resultados, estos fueron
contrastados con una observación no participante en redes sociales que permitió determinar y
dar veracidad a lo expuesto por los entrevistados. Es así que, el silencio como respuesta a crisis de relaciones de poder es entendido como un instrumento para perpetuar la voluntad de quienes ostentan la autoridad, una forma de esparcir conductas, o como un sistema complejo de obligatoriedad que envuelve a sus integrantes a través de la imposibilidad de réplica y el miedo.
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