Summary: | La existencia del Eros es tan antigua como el tiempo, fue concebida por el ser
humano en el instante mismo de la razón, y a pesar del contexto mitológico que lo precede
el Eros es tan humano como celestial, mundano como sublime, a veces efímero, otras
veces transgresor y vulnerable; el erotismo no concibe la pornografía, no tiene pecado, y
mucho menos censura o condena. Este trabajo reconoce al Eros como la experiencia
divina que transgrede los límites del cuerpo y la conciencia, transformando la energía
sexual del hombre en el big bang de todas las fuerzas.
A continuación, este trabajo pretende evidenciar la naturaleza del Eros a través del
tiempo, la fotografía y el retrato del desnudo desde una perspectiva religiosa, cultural,
social y artística que reconoce los miedos y demonios que acechan al tema en la memoria
del individuo occidental durante siglos, además se trabaja también la deconstrucción
social y religiosa de la interpretación erótica y sus diversas y polémicas pasiones como
es en el caso del bondage, el voyerismo y la pequeña muerte.
Finalmente, como resultado de este trabajo nace el proyecto fotográfico Cuenca con C de
Curuchupa que a manera de ensayo visual retrata la historia de cuerpos erotizados muchas
veces censurados socialmente, desde la diversidad de la mirada íntima y real del desnudo.
Es importante mencionar que todo esto no hubiera sido posible si no fuera gracias a la
colaboración de cada una de las personas que participaron de manera voluntaria mediante
una convocatoria que duró alrededor de ocho meses y que pretendió constituirse como un
ejercicio social fotográfico de carácter documental que indaga la asimilación del desnudo
erótico desde diferentes perspectivas, el proyecto reúne en su totalidad 60 fotografías
distribuidas en tres salas, en las cuales se pretende mostrar al individuo como hilo
conductor de una narrativa donde los cuerpos desnudos se despliegan en el centro de un
ejercicio de convivencia social, pero sobre todo sagrada que a su vez converge en la
fotografía, mediante la materialización de un lenguaje artístico, permitiéndonos entablar
un diálogo y un análisis sobre las conductas del individuo contemporáneo, la religión, y
la experiencia erótica desde la espiritualidad, sobre la censura, pero sobre todo, la
soberanía del eros con respecto a las pieles despojadas de sus ataduras y la diversidad de
los cuerpos teniendo como soporte, la realidad del erotismo en un ejercicio interior del
ser.
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