Summary: | La expansión de la gran minería por la demanda cada vez mayor de minerales en el mercado internacional, está provocando graves daños ambientales y sociales en el mundo entero.
La industria extractiva de la minería permite la concentración y centralización de la riqueza en pocas corporaciones transnacionales a través del despojo de territorios, contaminación, violencia, violación de derechos, profundizando el sometimiento y la dependencia de los países semicoloniales receptores de este capital.
Los impactos sociales de la gran minería son tan destructivos y graves como los ambientales y comienzan incluso antes de que una mina comience a producir. En la fase de exploración ya se registran afectaciones que tienen relación con la imposición de esta actividad por encima de los intereses, necesidades y derechos de las poblaciones asentadas en los territorios donde se encuentran los minerales.
Estos impactos sociales afectan de manera directa y diferenciada a las mujeres debido a su situación dentro del sistema capitalista-imperialista y patriarcal.
A nivel mundial la resistencia de los pueblos contra la megaminería crece, y en América Latina no es la excepción. Dentro de este movimiento las mujeres están jugando un importante papel que trasciende el espacio comunitario y las coloca como uno de los actores claves en el conflicto minero. Tal es el caso del Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama, cuya experiencia recoge mi tesis.
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