Summary: | La agricultura ecológica en España es un sector en alza, que ha crecido desde los años 90 hasta alcanzar 2.355.000 hectáreas en 2019, el 4,8 % más frente al año anterior, según el avance de datos provisionales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. En relación con el total de Superficie Agraria Útil (SAU) de España (ESYRCE, 2019), la superficie dedicada al cultivo ecológico ya supone el 9,3 %. A escala mundial un total de 72,3 millones de hectáreas se cultivaron en producción ecológica a finales de 2019, lo que representa un crecimiento del 1,6% o 1,1 millones de hectáreas en comparación con 2018.
Una de las principales operaciones en la fase final de comercialización de frutas y hortalizas es el empacado y etiquetado que contempla dos aspectos importantes: la conservación y el marketing. Aunque hay diferentes métodos de empacado, en la mayoría utilizan envases de plástico, principalmente de polietileno, con diferentes formatos: en flow pack, en bandeja preformada termosellada, en film extensible, etc. (Ulma, 2021). Cabe destacar que hoy en día, estos envases están siendo cuestionados por diferentes corrientes de opinión que tratan de concienciar al consumidor en el menor uso posible de plástico. (Directiva (UE) 2019/904,). Es por esta razón que el etiquetado en fruto desnudo está tomando un papel importante, más aún en los productos ecológicos, permitiendo la valorización del producto, no sólo por ofrecer información del origen y variedad sino porque puede ayudar a conseguir la confianza y fidelización del consumidor. En este sentido, la innovación en el etiquetado del sector hortofrutícola actualmente va dirigida a ofrecer al consumidor una etiqueta con la trazabilidad completa del producto que le permita identificar y rastrear los frutos de forma individual a través de códigos de barras.
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