| Summary: | Con la finalidad de conocer cómo ha tenido que reinventar su labor profesional la figura del educador o educadora social en tiempos de COVID-19, se ha llevado a cabo una investigación naturalista interpretativa, basada en conocer la experiencia profesional y personal
de una educadora social en ejercicio. El instrumento utilizado para la recogida de información ha sido la entrevista semiestructurada autobiográfica en profundidad. Los resultados exponen cómo la situación entre equipos de trabajo ha cambiado completamente, teniendo que adaptar el servicio prestado a las nuevas medidas preventivas, repercutiendo negativamente en el usuario. Eliminar el contacto directo en la intervención con estas personas, supone una barrera para la realización de una labor profesional adecuada. Esta pandemia también ha afectado a la Educación, dejando una brecha educativa en nuestros jóvenes que repercutirá de manera significativa para su futuro. Una cantidad elevada de estudiantes no ha podido tener acceso a las clases virtuales por falta de recursos. La situación que presentan muchas familias va ligada al riesgo de exclusión social, debido a que la desigualdad se ha visto incrementada por la pérdida de empleo y por la caída de la economía general del país. Esta situación a la que se enfrenta la sociedad necesita figuras profesionales, como la del educador o educadora social, para que hagan frente a las nuevas necesidades surgidas y que, como agentes de cambio, puedan transformar la realidad de forma activa. La importancia de reconocer y valorar la figura del
educador social como profesional cualificado e imprescindible reside en la vocación que sienten estas personas por hacer posible una mejora en la calidad de vida de las personas con las que intervienen. En definitiva, una mejora de la sociedad.
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