Summary: | Tras la situación de crisis sociosanitaria ocasionada por el Covid-19, la Educación social ha sido repensada. Ha adaptado las intervenciones tradicionales a la época actual, orientándolas hacia acciones innovadoras donde las nuevas tecnologías cobran un papel fundamental. De esta manera se han mejorado los mecanismos, estrategias y herramientas para que, cualquier persona independientemente de sus particularidades, tuviera acceso digno a recursos y servicios considerados como esenciales. En este escenario de continuo cambio e incertidumbre social, la sociedad postmoderna, el individualismo que este genera y la globalización en la que nos encontramos inmersos han producido formas de vivir licuadas en las que tanto las desigualdades, como las situaciones de precariedad están a la orden del día. Desencadenando así el relativismo moral como base de pensamiento en la que todo tiene su propia justificación. Vivir en un mundo tan flexibilizado es muy complejo. Por ello, no podemos perder de vista la acción socioeducativa de la Educación social como un aliento esperanzador hacia el cambio de mirada y de perspectiva que pretende generar conciencia social, sobre todo, en momentos como el actual en el que se necesita cohesión ciudadana y empatía con los demás. A continuación, se tratan los aspectos anteriormente señalados a través de un paradigma naturalista con el que se indaga, analiza y se contrasta teóricamente la figura del Educador y de la Educadora social frente a dicha emergencia sociosanitaria global. Así como
sentimientos encontrados, acciones llevadas acabo para atender a los/as usuarios/as y las dinámicas de coordinación interprofesionales existentes durante el período crítico de la pandemia.
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